UN AÑO… Gracias a todos vosotros…
Hace ya un año que empecé a buscar todas esas que de alguna manera dan a conocer la ciudad… el comienzo fue una cosa así: Como no sabía que canción elegir para comenzar y dar a conocer la ciudad musicalmente, me he decantado por esta de Antonio Flores "Pongamos que hablo de Madrid”.
Poco a poco fui buscando grupos, intentando poner esas canciones que hablan de alguna forma de la ciudad y de alguno de sus rincones, intentando buscar canciones distintas a las que todos conocemos… algunas de ellas para mi realmente curiosas como Nat King Cole, Pelea o Belladona entre otros…
A la vez que iba haciendo el blog, empecé a encontrar otros que me ayudaron con canciones o me han descubierto imágenes, lugares o historias… Quizás no estén todos pero a todos ellos y los que faltan les agradezco su pequeña ayuda… Madridfera, Marco Polo en Zapatillas, De Madrid al Cielo..., Esto es Malasaña, Dominic Dähncke, Madrid Confidential, Dibujante Urbano, La Madrid Morena, Secretos de Madrid, etc…
GRACIAS!!!!!
Esa
voz que se juega la vida,
esos ojos llenando el vacío,
esos dedos hurgando en la herida,
esa liturgia del escalofrío,
ese orgullo que pide disculpas,
ese sentarse para estar erguido,
ese añejo sabor de la pulpa visceral
del limón del olvido,
esa revolución de la amargura,
ese inventario de la mala suerte,
ese tratado de la desmesura,
ese como, ese que, ese hasta cuando,
ese pulso ganado a la muerte,
ese Enrique Morente cantando.
------------------------------Joaquín Sabina------------------------------
esos ojos llenando el vacío,
esos dedos hurgando en la herida,
esa liturgia del escalofrío,
ese orgullo que pide disculpas,
ese sentarse para estar erguido,
ese añejo sabor de la pulpa visceral
del limón del olvido,
esa revolución de la amargura,
ese inventario de la mala suerte,
ese tratado de la desmesura,
ese como, ese que, ese hasta cuando,
ese pulso ganado a la muerte,
ese Enrique Morente cantando.
------------------------------Joaquín Sabina------------------------------
Allá donde se
cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.
Donde el deseo viaja en ascensores
un agujero queda para mí,
yo que me meto en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.
Ay, pongamos que hablo de Madrid.
Las niñas ya no quieren ser princesas
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro en un vaso de ginebra,
Ay, pongamos que hablo de Madrid.
Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas les dan por no salir,
la muerte en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.
Ay, Pongamos que hablo de Madrid.
Parece que habla Joaquín,
tú a mí que es de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.
Donde el deseo viaja en ascensores
un agujero queda para mí,
yo que me meto en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.
Ay, pongamos que hablo de Madrid.
Las niñas ya no quieren ser princesas
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro en un vaso de ginebra,
Ay, pongamos que hablo de Madrid.
Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas les dan por no salir,
la muerte en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.
Ay, Pongamos que hablo de Madrid.
Parece que habla Joaquín,
tú a mí que es de Madrid.
Pongamos que hablo de Madrid.
------------------------------Enrique Morente------------------------------
Enrique Morente nació en el Albaicín granadino de
1942. La infancia de Enrique tiene lugar
en un ambiente familiar, meciéndose en la voz de su madre y sucumbiendo en la
de artistas locales como Juanillo el
Gitano, Cobitos o la dinastía de
los Habichuela.
Sus primeras
incursiones en la música tienen lugar a muy temprana edad y con naturaleza
ambivalente, ejerce como seise en la Catedral de Granada y como avispado observador
en las reuniones familiares y de vecinos. La creciente afición durante su época
adolescente, así como el descubrimiento personal de una inusitada inquietud por
el conocimiento, lo sumergen en la búsqueda incondicional e insaciable de su
propio yo desde el flamenco más tradicional y ortodoxo.
Quizás
empieza a reconocerse como Enrique
Morente cuando tiene la oportunidad de conocer a Aurelio Sellés, con el que más tarde llega a congeniar desde el
respeto y la admiración, desde la solemnidad y la profundidad, hasta establecer
el milagro didáctico y conciliador de la transmisión oral. El relevo de todos
los valores del espíritu flamenco, entre los que hay que contar la inquietud,
la improvisación y el arte.
La
enfebrecida espiral de aprendizaje le lleva a Madrid cuando contaba 14 o 15
años de edad. En su atillo acarreaba un puñado de nerviosas ilusiones, unos fandangos
de Frasquito Yerbabuena. Allí
contacta con un grupo de jóvenes aficionados cuyos sentidos acababan de
despertar a la sensibilidad flamenca, universitarios en su mayoría, que veían
en Enrique Morente cierto aire
irreconciliable con la inconsciencia de la juventud, que desde la amistad y el
anonimato, ya andaban atentos por su manera de atender, ya intuían cierto rito
flamenco en su mirada, que todo lo intentaba absorber para después proyectarlo
en sus personales formas.
Es un
periodo difícil pero intenso, donde todo estaba prohibido pero todo era posible.
Desprovisto de la luz que da un horizonte limpio y sereno, busca la obscuridad
de los garitos de guardia, con algún que otro destello de neón, donde se lloran
las penas y se penan las alegrías, verdaderas escuelas del cante desgarrado y
eterno, donde las sombras sorprenden con gritos ahogados y se rinde homenaje
con el silencio a la sabiduría o al sentimiento indistintamente.
Enrique el Granaíno, tal y como se le
conocía en los círculos que frecuentaba, había conseguido despertar el interés Pepe de la Matrona, dicho interés no se
debía tanto a la afinación de Enrique
Morente, a su registro o a su melismática como a su actitud ante las cosas,
a su respeto y a su capacidad para aprender.
El debut de Enrique
tiene lugar en la peña flamenca Charlot.
A esta actuación siguieron otras en la Casa de Málaga o en diversas salas de
fiesta, pero debemos considerar su salto a la profesionalidad cuando es
contratado por el Ballet de Marienma.
Pero el prestigio de Enrique entre
los profesionales flamencos crece considerablemente cuando entra a formar parte
del elenco de artistas de Zambra.
Integrado en el grupo de los cantaores más prestigiosos, donde cultiva el cante
“p’atrás” y “p’alante” en la mejor de las escuelas, “la Antología”. Rafael Romero “el Gallina”, Jacinto Almadén, Juan Varea, Bernardo de los
Lobitos.
Su primer
disco no se hizo esperar. En 1967 aparece con el título “Cante Flamenco”, acompañado por Félix de Utrera, con la discográfica Hispavox. El reconocimiento a
este trabajo discográfico se materializa en una Mención Especial de la Cátedra
de Flamencología en 1968. En este mismo año, 1967, sale a la luz otro disco, denominado
“Cantes Antiguos del Flamenco” y
acompañado por el Niño Ricardo.
Esta
selección de cantes denota un profundo conocimiento, sobre todo, por el corto
periodo de tiempo con respecto al anterior trabajo, lo que hace suponer que no
se trata de un aprendizaje forzado para la ocasión en ninguno de los dos
discos, sino de la exposición honesta y estructurada de lo asimilado, de lo
aprendido y de lo vivido. Esa mirada absorbente e inquieta dejó por un momento
los referentes externos para indagar en ella misma, y de esta forma presentar
al artista, al intérprete que apuesta por la matización y el sentimiento, por
la ausencia de alardes, por la esencia del sentido crítico, por un flamenco
cabal y soberano.
…………………………………………………………………………….
“El cante
flamenco lo tenemos que hacer los artistas profesionales del flamenco y no los
demás. El flamenco, como cualquier otro arte es un arte de profesionales,
aunque muchas personas nos miren a veces con lupa como si dijeran: ¡Qué
bichitos tan interesantes!, o algo así... ¡Qué música que viene del pueblo!...
y tal cual... Y piensan muchas veces que a lo mejor hay que tener los dedos
hinchados de coger papas para poder tocar la guitarra con sentimiento. Mire
usted, tan honrado es coger papas como tocar la guitarra. Pero yo le puedo
asegurar a usted que un señor que tenga los dedos muy finos y remilgados no va
a poder coger las papas bien cogidas: pero también le aseguro que un señor que
tenga los dedos hinchados de coger papas no va a poder tocar la guitarra...
Porque no tiene la digitación y porque no tiene la dedicación. Esto es una
profesión como otra cualquiera a la que hay que dedicarse per entero. Es un
arte de profesionales: entonces, si hay que grabar por la mañana se graba por
la mañana; por supuesto que es muy difícil y se hace mayor por la noche o por
la tarde, porque la voz por la mañana no está despierta: está dormida; se
despierta la voz cuando ya has andado, cuando te has movido; pero para eso no
hace falta que sean las cuatro de la mañana. Tengo una autocrítica muy dura.
Terrible. La peor. Siempre estoy enfadado conmigo mismo. Uno no hace lo que
quiere como uno quiere. Hoy hago bien las cosas con las que sonaba hace diez
años. Soy el Morente que hace diez años quería ser. No soy el Morente de hoy día."
…………………………………………………………………………….
El Enrique de ahora es el Enrique de siempre. Aquel que hace 30
años andaba en la búsqueda de nuevos giros melódicos y nuevos cantes. Aquel al
que iba a visitar el desaparecido Camarón
acompañado de un joven Tomatito en
Madrid.
El Enrique de ahora es el Enrique de siempre, que nunca ha
permanecido dos cantes en el mismo sitio, el Enrique de los mil matices, el que se adapta a todo y a todos, el
que va por delante porque los demás le siguen, el que sigue aprendiendo incluso
de él mismo, el afable, el noctámbulo, el mismo Enrique inquieto de vertiginoso pensamiento, el mismo al que
pidieron letras comprometidas para un pueblo de izquierda preferencia e hizo a Manolo Sanlúcar esconderse detrás de la
guitarra porque no sabía que hubiera tantos santos y tantas vírgenes, el mismo
que ha mirado siempre a los ojos de quien estaba delante.
Pero lo
especial de Enrique Morente no es su
afán creativo. Este afán lo ha heredado de los artistas que le precedieron.
Todos andaban buscando ese detalle, esa chispa, esa música, esa letra, esa
frase o ese espectáculo con el que deleitar al público y triunfar. Enrique es especial porque en esa
búsqueda constante, ha encontrado muchas veces lo que el público esperaba con
gusto, o lo ha descubierto al público que sin esperarlo, lo recepciona con
agrado. Eso es lo que hace de Enrique
Morente un gran artista.
El Enrique de ahora es el Enrique que todos admiramos por lo que
hace y por cómo es… Es el Enrique
que sufre por cada nuevo proyecto que aborda, el que de vez en cuando nos
regala el gesto que nos hace recordar a ese Quijote malhumorado y aventurero,
sin apego a lo material, y para el que todos quisiéramos convertirnos en
Sancho.
El Enrique de ahora es nuestro Enrique, el de siempre… el Enrique flamenco.
Y que más
decir de Enrique Morente: http://www.enriquemorente.com/
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