La Caramba era una rosa cuando vino de Motril,
a sentar plaza de maja, en la villa de Madrid.
El pelo rojo como las moras, los ojos como luceros,
y en la cabeza temblando, un lazo de terciopelo.
Y el Madrid de aquel entonces que por ella enloquecía,
entre ¡Caramba! y ¡Caramba!
a la Caramba decía:
¡Ay, María Antonia Fernández!
Te quiero a ti. ¡Ay, Caramba, Caramba mía!
¡Ay, María Antonia Fernández!
Todo Madrid por ti canta de noche y día.
Y los manolos que van al Prado,
se han vuelto locos y enamorados.
Que la Caramba cuando va andando
canela en rama va derramando.
¡Viva el jaleo, qué viva!
¡Viva la Alhambra!
¡Vivan los ojos negros,
negros, negritos de la Caramba!
Hablaron de que era un duque, juraron que era un marqués,
murmuraron del monarca, dijeron de un portugués.
Lo cierto es que María Antonia renegó de los madriles
y cambió el traje de maja por unas tocas monjiles.
Y el Madrid de aquel entonces que sin ella no vivía,
entre ¡Caramba! y ¡Caramba!
a la Caramba decía:
¡Ay, María Antonia Fernández!
Pobre de ti. ¡Ay, Caramba, Caramba mía!
¡Ay, María Antonia Fernández!
Todo Madrid por ti llora de noche y día.
Y a tu persona, no hay quien la vea,
ni por ventanas, ni por azoteas.
Y los manolos te están buscando
y por las calles pasan gritando:
¡Viva el jaleo, qué viva!
¡Viva la Alhambra!
¡Vivan los ojos negros,
negros, negritos de la Caramba!
Por un momento imaginaros que es vuestro
número. Es el que cantan como primer premio mañana. ¿Qué haríais con esos
400.000 € por décimo?
Siempre recuerdo que este día
comienzan las Navidades. Están todas las casas y los bares pendientes del
sorteo. A todos nos molesta o nos agrada en cierta parte ver como esos niños de
San Ildefonso cantan uno detrás de otro los números, y después los 1000 €. El
que más y el que menos lleva un número en el trabajo, con la familia, con los
amigos o uno solo para nosotros, con la ilusión de ser los afortunados.
Una vez acabado el sorteo, siempre
he escuchado a mi madre, decir hoy es el día de la salud…
Disfrutar de esta canción que tiene
un encanto especial, una historia curiosa, y:
¡Felices Fiestas!
Concha Piquer, cantante y actriz nacida en Valencia en
1908, empezó a cantar con tan solo 7 años y debutando a los 11 en el Teatro Sogueros
(Valencia).
Se ha considerado a Concha Piquer, como la máxima
expresión de la copla o canción española, no sólo por su voz, sino también por
su emotividad y expresividad interpretativa.
En 1921, el maestro Penella descubre a Concha Piquer y
se la lleva a Nueva York, llegando a actuar en Broadway, y participar en “El
cantor de jazz”, la primera película sonora. En 1927 regresa a España.
Entre 1929 y 1931, conoció a tres personas
fundamentales en su vida: el torero Antonio Márquez, padre de hija Conchita, el
maestro Quiroga y Rafael de León, el letrista de sus grandes éxitos.
A comienzos de 1940, formó la Compañía de Arte
Folklórico Andaluz Escenificado, con la que recorrió toda España donde
interpretaba casi todas sus grandes canciones, entre ellas: “Ojos Verdes”,
“Tatuaje” o “La Parrala”. En su última actuación, en 1958, donde por unos
momentos perdió la voz decidió retirarse. Concha Piquer falleció el 11 de
diciembre del año 1990.
Tiene el color del semblante
de una virgen de marfil,
lleva en los labios un cante
y en la mano un quince mil.
De un coche de dos caballos
sale una voz con corona:
"Si quieres, rosa de mayo,
seré el vasallo de tu persona".
Palabras que lleva el viento
y luto en el corazón...
La calle del Sacramento
sintió el lamentode su pregón.
¿A quién le vendo la suerte?
¡Mañana sale y está premiado!
Mis ojos tienen que verte
por tres puñales atravesados.
¡La fortuna, pa' mañana!
¿Quién me compra un quince mil?
Te repiquen las campanas
a la hora de morir.
¡Cuatro series!, ¡qué bonitas!
¡Voy tirando los caudales!
¡Son de doña Manolita!
¿Quién me compra esta penita?
¡Mañana, mañana sale!
Yendo de juerga en su coche
con corona de marqués,
le dieron muerte una noche
en la calle Lavapiés.
Nadie el motivo sabía,
nadie conoce la clave.
La niña que le vendía
la lotería sí que lo sabe.
Quizás aquel mismo cuchillo
vengó una doble traición.
Envuelto en su mantoncillo
va el estribillo de este pregón.
¿A quién le vendo la suerte?
¡Mañana sale y está premiado!
A mí me dieron la muerte
con los puñales que te han clavado.
¡La fortuna, pa’ mañana!
¿Quién me compra un quince mil?
Que me doblen las campanas
y me entierren junto a ti.
¡Cuatro series!, ¡qué bonitas!
¡Voy tirando los caudales!
¡Son de doña Manolita!
¿Quién me compra esta penita? ¡Mañana, mañana sale!
Y en
el filo de la aurora,
desde Sol a Chamberí,
nadie sabe por qué llora pregonando un quince mil.
¡Cuatro series!, ¡qué bonitas!
¡Voy tirando los caudales!
¡Son de doña Manolita!
¿Quién me compra esta penita?
¡Mañana, mañana sale!
¿Qué tiene el Duque? Tiene cada uno
de los besos que cada noche me hacen soñar, tiene una dulce voz con la cual me
hace estremecer en cada de sus palabras, como si de una bella melodía me
acariciara el alma, tiene esa mirada tierna que me impide mirar a cualquier
otro lado cuando lo tengo enfrente, tiene ese sueño que me ha robado y que cada
noche me hace soñar con él, tiene ese carisma e inteligencia que hace diferenciarse
de los demás, tiene ese rasgo peculiar que cuando anda por la calle, hace que
todo el mundo se fije en él, tiene…aunque no tuviera nada…le quiero.
¿Qué tiene Almudena? Tiene sus ramos
de violetas...y echa de menos al Duque...
La canción de hoy dedicada a todas las Almudenas, está cantada por Concha
Piquer, que era una cantante y actriz nacida en Valencia en 1908. Empezó a cantar
con tan solo 7 años, debutando en el Teatro Sogueros (Valencia) a los 11 años.
Se ha considerado a Concha Piquer, como la máxima expresión de la copla o
canción española, no sólo por su voz, sino también por su emotividad y
expresividad interpretativa.
En
1921, el maestro Penella descubre a Concha Piquer y se la lleva a Nueva York,
llegando a actuar en Broadway, y participar en “El cantor de jazz”, la primera película
sonora. En 1927 regresa a España.
Entre 1929 y 1931, conoció a tres
personas fundamentales en su vida: el torero Antonio Márquez, padre de hija Conchita, el maestro Quiroga y Rafael de León, el letrista de sus grandes éxitos.
A comienzos de 1940, formó la Compañía de Arte Folklórico Andaluz
Escenificado, con la que recorrió toda España donde interpretaba casi
todas sus grandes canciones, entre ellas: “Ojos Verdes”, “Tatuaje” o “La
Parrala”.
En su última actuación, en 1958, donde por unos momentos perdió la voz decidió
retirarse.Concha
Piquer falleció el 11 de diciembre del año 1990.
Espero
que disfrutéis tanto como yo, con esta preciosa canción llamada “Almudena”.
Yo iba
vendiendo violetas
una tarde de mayo por la Plaza de Oriente,
y me encontré con sus ojos
que me dieron la vida y me dieron la muerte.
¿Me querrás
un poquito?,
él me dijo bajito
con voz de primavera.
Te querré
tanto, y tanto,
que puede que con llanto
no pague lo que te quiera.
Y aquella
tarde clara
no vendí mis violetas en la Plaza de Oriente,
ni escuché aquel romance
que cantaban los niños enredor de la fuente.
Almudena, mi
Almudena,
no te vayas tú de aquí,
que él es duque y tú una pobre
violetera de Madrid.
A ese hombre
lo hemos visto
con el rey ir y venir,
con su sable y su plumero
y su capa carmesí.
Arroyo
claro, fuente serena.
Si te vas con el duque,
¡pobre Almudena, pobre Almudena!
Ya no vendí
más violetas
y viví entre damascos como reina y señora,
pero su amor fue cambiando
y ahora soy yo quien pide, quien suplica y quien llora.
Y papá
¿nunca viene?,
me pregunta quien tiene
derecho a preguntarme.
Y le digo:
mañana.
Y miro a la ventana
para no delatarme.
Y ahora he
vuelto de nuevo a pasar como entonces
por la Plaza de Oriente,
y he escuchado el romance que cantaban los niños
enredor de la fuente.
¿Dónde vas,
pobre Almudena?
¿Dónde vas triste de ti?
Voy en busca de mi amante
que ayer tarde no lo vi.
Nosotros sí
que lo vimos
con su capa carmesí,
dando el brazo a una duquesa
más bonita que un jazmín.